viernes, 16 de octubre de 2015

Atleti 2015, el año del retroceso

Volvió el fútbol, volvió la Liga y volvió el Atleti, este año sin un título que echarnos a la boca como en los tres anteriores. Vuelven también las conversaciones de todos los años por estas fechas, que si este año ganaremos algo, que si somos aspirantes al título, que si podemos repetir la final de la Champions de 2014.

Y vuelven, desgraciadamente, los lamentos por los que se fueron en verano. A Mandzukic, pese a su indudable compromiso con el equipo y al gol que nos dio nuestro último título –la Supercopa de España 2014-, no son muchos los que le echarán de menos. Otra historia es Arda Turan. Uno de los jugadores con más talento de la historia del Atlético de Madrid se fue a un club donde la clase se valora más (y con más pasta, dicho sea de paso) y dejó un déficit suplementario de calidad en un centro del campo que no brilla precisamente por el talento.

Curiosamente, después de una temporada 2014-2015 en la que el Atleti cumplió pero no estuvo a la altura, en títulos ni en juego, de lo esperado, el Cholo prometió una revolución en el equipo, dándole a Koke el manejo del centro del campo. La promesa nos ilusionó a muchos, los que recordamos que jugar rápido, intenso y bien no son cosas incompatibles. Con Koke de medio centro, todo apuntaba que el Atleti sería más creativo, tendría más recursos y aunaría velocidad y buen juego, como el mítico Atleti de los 70. 

Pero la pretemporada fue transcurriendo y Koke regresó, tras un par de pruebas como 5, a la banda izquierda de siempre. El esperado recambio de Arda no fue tal, sino un par de extremos –Vietto y Carrasco- prometedores pero más dotados para la carrera que para el toque. Afortunadamente, volvió Oliver, al que algunos ya nos temíamos vendido al Oporto. Y la renovación quedó ahí.

El primer partido de la Liga, una victoria 1-0 en casa ante la UD Las Palmas, dejó algo de brillo en la primera parte y mucho sopor en la segunda. El Atleti ganó gracias al portero y al delantero más en forma del equipo, pero no convenció a casi nadie. Los siguientes partidos ante Sevilla y Galatasaray dejaron mejor imagen, pero contra el Getafe se volvió al brillo escaso y el tostón durante la mayor parte del partido, algo que se repitió en el derby contra el Real Madrid.  

Preocupa que al inicio de la quinta temporada de Simeone, el Atleti juega peor que al inicio de la segunda (recordemos el Atleti-Chelsea de septiembre de 2012). No entraré en el tema de que los nuevos fichajes –sobre todo Vietto- no son titulares. Al fin y al cabo, el Atleti es un equipo grande (algo que algunos parecen olvidar) y ningún equipo que aspire a títulos tiene solamente 11 jugadores de primer nivel en la plantilla.

La defensa es la de siempre, con la vuelta de Filipe Luis añadida. Aunque menos férreo  que de costumbre, el Atleti sigue encajando pocos goles. Arriba tenemos más dinamita que nunca, con cuatro delanteros de primer nivel, suponiendo que Jackson Martínez se parezca más a Falcao que al Tren Valencia, claro. Pero… el centro del campo, siempre el centro del campo.

Tras unos años de sobredosis de centrocampistas, este año hemos perdido a Mario Suárez y Raúl García. El medio centro, que parecía destinado por fin a Koke, con lo que de creatividad y nuevos recursos supone, ha acabado en manos de Tiago y Gabi como en las últimas temporadas. Jugadores de valor indiscutible, pero con menos juego y con un físico ya mermado por la edad. Tampoco ha habido un recambio claro para la magia de Arda y, con su perseverancia en un estilo basado en intensidad, presión y balones aéreos, que nos ha dado muchos triunfos pero que los rivales ya se conocen de memoria, parece que Simeone ha renunciado a la sorpresa.

Quizá se podrían aprovechar las múltiples opciones arriba para cambiar el estilo. El 4-3-3 que algunos aficionados proponen es, sin duda, la mejor estructura para el Barça, un equipo con tradición y jugadores de toque, pero no encaja muy bien con el contragolpe, marca de la casa del Calderón. El 4-5-1, además de un tanto rancio, tampoco funcionó contra el Benfica, ni en juego ni en resultado. Y de hecho, el Atleti puede jugar bien y ganar con un 4-4-2, como ya se ha demostrado.

Pero si los jugadores de creación, Koke y Oliver, quedan arrinconados en una banda, si los volantes carecen de velocidad y, no uno, sino los dos medios centros son de corte defensivo, parece que esta temporada nos vamos a aburrir soberanamente. Y ni siquiera por una buena causa, ganar campeonatos, habida cuenta de que todo equipo que no varía –conservando lo esencial- su estilo de juego acaba resultando previsible y por tanto desactivable. O mucho cambian las cosas o volveremos a los tiempos oscuros de hace 10 años. Al fin y al cabo, el aficionado atlético puede vivir sin títulos, pero no sin emoción.